No es que falte musa o material del
cual inspirarse, es que a estas alturas ya no me quedan muchos sentimientos. La
vida de adulto que te golpea con la monotonía y te atraganta con
responsabilidades, no deja que mi ferviente ímpetu de adolescente empedernida
merme ante las caídas.
Aun las ráfagas de
lucidez creativa me desorientan en mí día a día, pero ya no van a papel. Es
triste pensar en todos esos versos que murieron antes de ser clamados por mi
voz, antes de tener sentido, antes de tener un destinatario. Más triste
recordar llegue a pensar esto era lo mío, las palabras. Que ellas serian arma e
instrumento en mi andar. Que solo de las escritas viviría y las pronunciadas me
llevarían lejos, más allá de mis fronteras reales e imaginarias.
Y pensar esto me
causaba alivio...ahora solo tristeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario